viernes, 20 de enero de 2012

Kárate a muerte en Torremolinos (2003) - Pedro Temboury

Kárate malagueño y centollos monstruosos
Estamos ante el cine cutre elevado al máximo. Probablemente es lo que buscaran los autores de esta "dantesca" obra, y es que hay escenas que te hacen reír pero sólo por lo cutres y mal hechas que están.

Kárate a muerte en Torremolinos es una película que podríamos enmarcar dentro del gore cómico, en la que te puedes encontrar fallos increíbles, escenas surrealistas, momentos divertidos, algunos absolutamente chapuceros, a Sonia Okomo enseñando las tetas, y diálogos que pueden ser notablemente geniales frente a otros realmente patéticos.

Tiene sus momentos casposos y algunos realmente ridículos, pero la ridiculez y lo absurdo son el objetivo y las pretensiones de esta absurda película. No esperen más. Ni grandes guiones, ni un argumento sólido, ni geniales peleas de karate, y por supuesto, no esperen grandes interpretaciones.

Maestro Miyagi


Pero como el objetivo del film no es alcanzar la exquisitez cinematográfica, sino que te eches unas risas con tus colegas acompañados de unas birras, el objetivo se cumple hasta convertir a la obra, por increíble que parezca, en mítica. Y es que, con un maestro Miyagi porrero, un excéntrico alcalde corrupto, un grupo de pseudokaratecas católicos autodenominados Surfistas Católicos y un malvado brujo que hace renacer a un centollo monstruoso llamado Jocántaro, entre otras cosas, la producción de Telespan, se hace, en lo bueno y en lo malo, inolvidable.


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