75 minutos de preciosa animación y una conclusión que no deberiamos olvidar
Tras pasar la escasa hora y cuarto que dura esta película y disfrutar el
buen sabor de boca que te deja, te das cuenta que prácticamente todo lo
que la rodea esta ahí por dos motivos: 1. El hacerte disfrutar de una
preciosa animación tradicional con un estilo tan minimista como cuidado
y 2. Una moraleja sobre cómo a veces se nos escapa lo que realmente es
importante en la vida.
Quizás una buena comparación saltando del campo del cine sea "El
Principito", también una obra de escasas páginas y en la que las
aventuras del niño creado por Antoine de Saint-Exupéry son solo una
manera de enfatizar una verdad para niños que los adultos olvidan “No se
ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.
Siendo esta casi la misma conclusión que podemos sacar de The Secret of
Kells.
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