lunes, 6 de febrero de 2012

Vidas furtivas (2001) - Sally Potter

Lo peor de la película es que no es buena y se da aires de grandeza.


Cuando intentas realizar un cóctel con los siguientes ingredientes: judíos, gitanos, emigración, fascismo, nazismo, amor, ambición y ópera; o eres un genio, o te queda una chapuza argumental como la que se da en este filme, que además lanza una serie de mensajes "americanistas" cuanto menos sorprendentes (curiosa la imagen gris y sombría que se da de Rusia, Inglaterra y París, en contraste con la monumental de Nueva York).

De las actuaciones se puede hablar mucho también. Sobresaliente para Cate Blanchett, notable para John Turturro, aprobado para Johnny Depp (se dedica sólo a posar en el personaje suyo, un extraño gitano, y lo de extraño en el sentido más amplio de la palabra), y sin duda, suspenso para Christina Ricci (haciéndose más notorio al tratarse del personaje protagonista). A mí por lo menos, me da la sensación de que es una actriz que sólo sabe poner cara de pena o de niña buena. No va más allá, lo cuál limita las películas en las que participa.

La portentosa actuación de Cate Blanchett interpretando a una maquiavélica artista es lo mejor de la película.
 Cosas incoherentes del guión aparte (que hay muchas, por ejemplo que cuando las escenas se dan en Rusia, todos hablan ruso, pero en París solamente inglés), lo más pesado de la película es el abuso de la música extradiegética, especialmente de la ópera. Sí, es bonita, pero bien seleccionada su aparición, se le haría menos redundante al espectador. Otras imágenes "poéticas" de la obra también sobran un poquito, pero curiosamente suelen gustar a aquellos que van de intelectualoides (en el teatro del Cine Doré, la Filmoteca, levantaban aplausos, mientras otros conteníamos el sueño).
La pareja protagonista: Ricci-Depp.

En definitiva, y a pesar de sus elementos negativos, Vidas furtivas es una cinta que en su conjunto se deja ver, pero siempre y cuando mantengas la calma y seas consciente de que el objetivo es venderte un pastelón. No te lo creas si te consideras sensato.

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