miércoles, 23 de mayo de 2012

El agente secreto (1936) - Alfred Hitchcock

Hitchcock juega a los espías en la I Guerra mundial.
El gran Alfred Hitchcock ha dejado para la historia thrillers inolvidables y de gran calidad como: Rebecca (1940), Sospecha (1941), La Sombra de una duda (1943), La soga (1948), Extraños en un tren (1951), Crimen Perfecto, La ventana indiscreta (ambas de 1954), Psicosis (1959), Los pájaros (1963) o Frenesí (1972); pero antes de todo esto, el genio tuvo que forjarse con producciones no tan famosas, ni, todo hay que decirlo, tan buenas como las mencionadas. El agente secreto es un buen ejemplo de ello.

Estamos ante una obra que todo acólito del cineasta británico debe desde luego conocer, puesto que para el ferviente seguidor del maestro de la intriga se hace imprescindible no sólo visionar sus grandes películas, sino también aquellas en las que comenzó a perfeccionar su talento en el séptimo arte. Y además, El agente secreto no es ni mucho menos un mal filme. Al contrario, posee una trama interesante, alguna actuación destacable, trucos de cámara admirables, y hasta la cinta se conserva en buen estado a pesar de tener casi 80 años. Un buen trabajo en la remasterización para el DVD, el cual se puede adquirir en algunas tiendas a un precio muy asequible.


Sin embargo, es justo mencionar también las deficiencias de esta película. Veamos, ya hemos indicado que la trama es interesante, y sí que lo es, pero es cierto que no aporta mucho más allá del manido tema sobre el espionaje y la I Guerra Mundial, quizá con la excepción de la reflexión argumental sobre el asesinato y su límite moral. Y bastante inaguantable se hace el patriótico final, aunque uno podría decir que si Homero o Virgilio tuvieron que hacer obras de encargo para vanagloriar a sus imperios, ¿por qué no iba a poder hacer lo mismo Hitchcock? 


En cuanto a las actuaciones, no destaca especialmente ninguna, aunque hay que dar un aprobado merecido al protagonista John Gielgud y a la hermosa Madeleine Carroll (una de las musas de Alfred), y un notable al malo malísimo Robert Young. Mención aparte merece Peter Lorre y su personaje, al que no se sabe si maltratan con el doblaje al español o si realmente resulta tan cansino también en el original. No verán nunca un mexicano (o algo así) más extraño en sus vidas. Y sí, a veces hacen gracia sus chascarrillos, pero acaba hastiando desde la mitad de la película.


En definitiva, desde elproyectordeconciencias, recomendamos El agente secreto especialmente a los cinéfilos más expertos, a los seguidores más fieles de Hitchcock, y a todo aquel que quiera sentarse a disfrutar de un thriller normalito. Absténganse de verla aquellos que no hayan visto ninguna película del genio inglés para no obtener una mala impresión primeriza, los que sufran con el blanco y negro, y los que quieran ver una obra maestra, pues ésta no lo es.

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