domingo, 4 de marzo de 2012

Lions Gate Films: la decadencia de lo que fue una interesante distribuidora y productora

La distribuidora independiente Lions Gate Films es la más exitosa dentro de su forma de hacer cine, es decir, lo más independiente posible de las grandes majors. Se fundó en Canadá en 1995, pero actualmente su sede central está en Los Ángeles, en los Estados Unidos.



Poco a poco se fue haciendo reconocida porque apostaba por películas de calidad con bajos presupuestos y por historias normalmente alejadas de los guiones de Hollywood. Valgan de ejemplos películas como Aflicción de 1997, nominada a los Oscars de ese año, Dioses y monstruos de 1998, ganadora al Oscar a mejor guión adaptado, o la aclamada Buffalo '66 de Vincent Gallo del año 1998 también.

A partir del año 1999, Lions Gate comenzó a mezclarse con ciertas majors como Miramax en su película polémica Dogma, de Kevin Smith. 
Y entrando en los 2000, en Lions Gate se apostó fuerte por buscar una mayor taquilla mediante películas morbosas como But I'm a cheerleader que sorprendió siendo una comedia más ácida de lo previsto por los espectadores, merced al título.   Otras obras, también morbosas, pero por otros motivos, fueron la oscarizada Monster's Ball de 2001, que contiene una de las escenas de sexo explícito más recordadas de la historia del cine con Hale Berry de protagonista; también La sombra del vampiro del mismo año que utiliza el morbo de que supuestamente Murnau usó un vampiro real para realizar Nosferatu; y la polémica donde las haya El último suspiro, que trata el lesbianismo de forma explícita entre tres jóvenes. Pese a la búsqueda del morbo y la taquilla, Lions Gate con estas tres películas también cosechó geniales críticas tanto de los teóricos especialistas como del público general.

Fotograma de "Dioses y monstruos" 1998
Más tarde, ya entrados en los 2000, Lions Gate optó por películas originales con directores novedosos para el gran público obteniendo desiguales éxitos comerciales e intentando mantener su independencia lo máximo posible. De esta forma de pensar surgieron películas como La casa de los mil cadáveres (2003) de Rob Zombie, Open water, de ese mismo año, del desconocido Chris Kentis o Escalofrío, del 2002, aplaudida película del novel Bill Paxton.
Tras distribuir en 2004 la sobrecogedora Hotel Rwanda y la impactante El señor de la guerra en 2005, comienza la decadencia en cuanto a buenas historias e imaginación que habían caracterizado a esta compañía desde su inicio. Ejemplos como convertir la interesante Saw de 2004 en una película seriada hasta el infinito, han hecho perder prestigio a esta productora-distribuidora, aunque, eso sí, ganar muchos más dólares.

La polémica y bella "El último suspiro"

A partir del 2006 no han realizado o distribuido películas dignas de mención, salvo quizás El gran golpe de Roger Donaldson de 2008 y El juego perfecto de ese mismo año, dirigida por William Dear. Salvo estas dos dignas excepciones, su último lustro está lleno de películas menores y muy menores como Killers de 2010, El supercanguro de 2010 también, Ejecutiva en apuros de 2009, la pésima La isla de los condenados de 2007 o la supuestamente terrorífica Husk.



Hale Berry en "Monster's Ball"
Fotograma de la magnífica introducción de la serie Mad Men (2007)


Mención a parte merece la serie de televisión Mad Men, creada por Matthew Weiner en 2007, que reúne la calidad y el atrevimiento que esta productora mostraba en anteriores proyectos y que cuenta con un magnífico elenco, que hasta la fecha, era prácticamente desconocido para el gran público.



No hay comentarios: