Michel (Jean-Paul Belmondo) es un delincuente. Tras robar un coche en Marsella emprende viaje a París para cobrar un dinero que se le adeuda y volver a ver a su amiga estadounidense, Patricia (Jean Seberg). En el camino, perseguido por la policía, mata a un agente. Llega a París, pero no tiene dinero, por lo que recurre a varios amigos. Pasa su tiempo con Patricia, intentando convencerla de volver a acostarse con él, y de acompañarle a Roma. Los dos van de un lugar a otro, mientras Michel trata de recuperar su dinero y se oculta de la policía...
Esta es, grosso modo, la trama de la que es, en opinión del firmante del artículo, la mejor obra del polémico director francés Jean-Luc Godard.
Personajes muy bien trabajados por parte de Godard, con dos buenas interpretaciones de Jean-Paul Belmondo y la guapísima Jean Seberg. Una historia que engancha, que se estanca un poco con determinadas "escenas de comportamiento" que nos ayudan a entender a los personajes, pero que ralentizan la trama cuando llevaba un ritmo muy enganchante en ese momento.
El director Jean-Luc Godard (1930) |
También el filme cuenta con momentos interesantes para la reflexión sobre el amor y la vida (aunque el todo es eso en sí mismo), y también sus pequeñas (pero que también las hay) sobradas que no cuentan nada y que perfectamente se podrían eliminar sin que pasase nada, y también planos que dificultan el entendimiento de la historia que podrían haber sido perfectamente cambiados por otros, menos extravagantes, pero quizás más efectivos.
Mención aparte para su genial desenlace que no quiero desentrañar, pero que podrán seguir nuestros amigos en los siguientes videos que sirven de homenaje a este histórico filme:
(Película completa en V.O. subtitulada al inglés en este enlace)
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